Opinar hoy en día.

Ha ocurrido toda la vida pero parece que, en los tiempos que corren, la gente se pierde en su ideología como nunca.
Si algo no encaja, se bloquea y fin de al discusión.

Pues aquí va mi crítica dedicada a todos aquellos que no atienden a pruebas, razones, ni matices intermedios.

Nos leemos pronto.

Un programa espacial ¿Para qué?

Dinosaurio meteoro

Cuando alguien me pregunta por qué no se invierten los recursos dedicados a la exploración espacial en arreglar algún problema de nuestro planeta, se me despierta una especie de instinto homicida.  Dejando de lado la cantidad de ciencia que se pone en práctica; los conocimientos que se adquieren —sobre nosotros y nuestro lugar en el cosmos—; obviando los inventos y técnicas que surgieron, y que ahora se integran en nuestra vida (como por ejemplo, la comida para bebés, el marcapasos, técnicas de depuración de agua, satélites de comunicaciones, el GPS, y mucho más); ignorando el hecho de que el porcentaje de dinero usado es irrisorio en relación a otros presupuestos de estado de dudosa utilidad; e incluso pasando por alto que se mueven más millones, digamos en el fútbol, que sirve para el entretenimiento pero no arregla problemas en absoluto…

Además de todo eso, cabe recordar que no somos invulnerables, que hay peligros que podría venir fuera de nuestro planeta y que sin un programa espacial, ni si quiera sabríamos que están ahí. Y no me refiero a asteroides destructores de civilizaciones, que aunque sea improbable también. No tienen que ser tan grandes; basta con que midan unos cuantos metros y arrasen una ciudad, matando a cientos de miles de personas. Hay muchas razones por las que desarrollar la exploración espacial: a corto plazo, expandir nuestros conocimientos y tener una posibilidad de salvar nuestro culo de un desastre natural. A largo plazo, convertirnos en una especie multiplanetaria y esquivar la extinción. Y si nada de lo que te he dicho te convence, todavía queda una razón existencial, saber si estamos solos o no, responder a las grandes incógnitas, pero sobre todo encontrar nuevas preguntas aún más importantes que ni si quiera nos hemos formulado.

Y ¡qué diablos!, porque mola un montón.