Una opinión sobre el amor

No me andaré por las ramas; el 14 de febrero debe ser unos de los días más hipócritas del año. Tirando de clichés, a lo largo y ancho del planeta, cientos de parejas celebran sus lazos emocionales, se regalan flores, disfrutan de cenas románticas y reafirman su amor.

O no.

Al menos en el hemisferio norte y gracias al análisis de la red social Facebook sabemos que en San Valentín se registra un incremento de rupturas amorosas que continúa a lo largo del mes de febrero y culmina al inicio de las vacaciones de primavera. La otra época del año donde triunfa el desamor es dos semanas antes de la navidad. Supongo que es normal, nadie quiere pasar sus vacaciones a disgusto.

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Gráfico extraído de La charla de McCandless en TED.

Todos los días se rompe algún corazón. A mi particularmente me ha pasado más veces de las que me gustaría reconocer y aunque ahora mismo estoy verdaderamente bien con mi pareja, nunca se sabe los derroteros por los que te puede llevar la vida. En mi opinión habría menos dolor y sufrimiento si no nos dejáramos arrastrar tanto por nuestros instintos. Con un poquito de madurez emocional se pueden evitar situaciones que, vistas desde fuera, están claramente abocadas al fracaso. Me imagino que esa es la trampa; casi nadie es capaz de ver su situación “desde fuera”.

El caso es que el mundo se mueve cada vez más deprisa, las dinámicas sociales son más globales y en la era digital tenemos más información y más formas de conocer a otras personas, de querer, de desconfiar, de obsesionarnos, de desear, de aprender otras historias y me imagino que los valores tradicionales de unión y matrimonio han mutado a algo mucho más…volátil.

Las cifras no dejan lugar a dudas: el matrimonio cada vez es más precario. Lejos de parecerme un dato preocupante, creo que tiene dos caras: por un lado las personas no están dispuestas a estar amargadas junto con alguien a quien no aman, por otro lado, los enamorados se precipitan cuando elijen a su compañero de por vida.

En mi país, España, tenemos una de las tasas de divorcios más elevada del mundo, más del 60%, junto con Portugal o Bélgica. La duración de los matrimonios y los porcentajes de estas separaciones varían mucho según el lugar del mundo: en México es del 15%, en Japón del 36% y en EEUU es del 51% por citar algunos ejemplos. Estos porcentajes dependen de la cultura, la religión, la situación económica y no necesariamente significa más o menos felicidad para las personas.

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Fuente: Divorce Demografhy

Al final lo único que interpreto y quiero trasmitir en realidad, es que el amor no es sólo un proceso que pueda desgranarse a través de datos estadísticos o de la ciencia, no sólo emerge de la entropía social como el resultado medido de unas ecuaciones matemáticas, no sólo es una interacción físico-química u hormonal del cerebro, no sólo es historia, arte o recuerdos; no se puede entender en una única dimensión cultural, no es objetivo, no es discreto y hay tantas variantes, probablemente infinitas, de lo que podemos concebir como amor que, mientras seamos humanos, seguiremos hablando de él con el mismo entusiasmo con el que hablaban nuestros antepasados.

Amad sin obsesión, sin rencor, sin resquemor pero con sentido común. Amad, que es posiblemente lo mejor que podemos hacer en esta vida tan corta.