Sobre la leche y la intolerancia a la lactosa.

Lo confieso, soy un intolerante sin remedio. Por suerte, lo mío no es ideológico, sólo padezco una condición genética algo molesta y de lo más común. Ya casi no puedo comer alegremente alimentos derivados de la leche y cuando cometo la imprudencia de “olvidarme” de este hecho, mi sistema digestivo me recuerda, de formas nada sutiles, que debo pagar un precio.

Hay gente que nace intolerante, y gente más tardía, como es mi caso.  Mi organismo está dejando de producir lactasa, que es la enzima que se encarga de romper la molécula de lactosa en dos partes: glucosa y galactosa, azúcares que el intestino delgado si puede absorber.  Sin embargo, debido a mi déficit de producción de lactasa no puedo procesar la lactosa como es debido y por tanto, soy incapaz de asimilarla. Y claro, las bacterias que viven en el interior mi intestino grueso se dan un banquete con ella y liberan ácidos orgánicos, grasas y agua, lo que significa para mí acidez, flatulencias y cagalera.

Muy agradable todo.

Para no sufrir estas penurias, ni gasear a la gente y arrasar con la vida en la tierra, me he pasado a la leche sin lactosa. Debido a su nombre comercial, mucha gente cree que la lactosa es extraída de este nutritivo líquido por medio de misteriosos procesos industriales pero, lo que se hace en realidad es usar microorganismos que producen lactasa (hay más técnicas como echar la lactasa directamente o complejas técnicas de filtrado que no nos atañen ahora). El resultado, cómo he explicado antes, es que la lactosa se disocia en glucosa y galactosa antes de la ingesta y por eso puedo beber sin miedo a las consecuencias. Bendita sea la ciencia.

La intolerancia a la lactosa es sufrida por un amplio porcentaje de la humanidad, alrededor del 65%. Según el lugar del mundo, hay más o menos intolerantes y eso se debe a que la mutación que permitió al ser humano beber leche en la edad adulta, apareció allá por el neolítico y desde entonces no se ha extendido a todas las poblaciones por igual. Unos te dirán que su origen está en el norte de Europa, otros que en Medio Oriente y también que su procedencia tiene múltiples focos. Sea como fuere, en este mapa publicado por Nature en 2013 puedes comprobar cómo está el panorama actualmente.

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Hay varios niveles de intolerancia: en mi caso está siendo progresivo; hay quien no puede tomarla en absoluto ya desde la niñez y también están aquellos que sufren estados de intolerancia transitoria causados por trastornos digestivos.

La leche sin lactosa está destinada a gente como yo, los intolerantes. Si eres una persona que no tiene problemas con la lactasa, quizá deberías beber leche normal. La razón es que hay una posibilidad de que al reducir el consumo de lactosa voluntariamente, el cuerpo “decida” que ya no hace falta producir lactasa y caiga en un estado de intolerancia progresiva, como el mío. Es cierto que no hay estudios  sobre el impacto que podría tener la leche sin lactosa sobre personas no intolerantes pero no digáis que no os he avisado.

Por otro lado si eres de lo que piensas que beber leche es dañino, que somos el único animal que lo hace más allá de la lactancia y que eso no es natural… deja que te diga una cosilla. Somos omnívoros, una condición que ha permitido a nuestra especie alimentarse con casi cualquier cosa para sobrevivir, incluso carroña. Podríamos comer alimentos que harían vomitar a una cabra y quedarnos tan campantes. Si no llega a ser por la leche, muchas comunidades habrían perecido en los albores de la humanidad y tachar de aberrante que seamos el único animal que bebe leche de otros animales es tan falaz cómo decir que el ser humano es el único animal que cocina y por lo tanto deberíamos comer crudo.

¿Mola saber un poco más sobre intolerancia a la lactosa? Yo creo que sí, un saludo.

15 comentarios en “Sobre la leche y la intolerancia a la lactosa.

  1. Aquí otra intolerante desde hace unos años. No sabes lo mucho que te comprendo y lo bien reflejada que me he visto en tu entrada, que por cierto he de decir, que esta muy bien escrita y hasta me ha resultado graciosa, me he reído con algunas partes 🙂
    No sé si tomas algo para cuando comes fuera de casa y no sabes si lleva algún componente que contenga lactosa, pero por si no lo conoces yo uso Lactoben y antes usaba Nutira, pero esta sale más cara .
    Ánimo compañero intolerante 😉

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  2. Hola

    Muy buen post, pero tienes un pequeño error. Tal y como pone en la ilustración lo que se añade a la leche sin lactosa es la enzima lactasa. Pero en el texto has puesto que lo que se agrega son microorganismos productores de lactasa. Si así fuera, la leche se te convertiría en yogur (por lo menos), ya que los microorganismos no se pararían en la degradación de la lactosa, seguirían con la fermentación de la glucosa y de la galactosa para poder crecer.

    Saludos

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  3. Hola me ha encantado como desarrollaste nuestra historia de los Intolerantes, lo que si debo decirte que todos los alimentos que dicen ser sin lactosa por ya traer en su fabricación además de lactosa, la enzima lactasa, todos estos alimentos para los que tenemos intolerancia severa no nos sirven ya que la cantidad de enzima puesta en ellos es muy baja, lo cual no suple lo necesario. Yo opte por olvidarme de todo lo riquísimo que me estaba haciendo daño, pero si cuando esos antojos no se aguantan no mas de una vez al mes tomo Dialosa!
    Saludos desde Chile!!! (=

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      1. Me gustaria que hicieras un articulo explicando la futuro/actual tecnologia de los ordenadores cuanticos, ya se que a veces la has comentado de refilon, pero es muy interesante.
        Gracias por tu buen trabajo.

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