Del origen del maíz a los alimentos transgénicos

(Esta entrada ha sido actualizada para señalar que no fueron los mayas si no pobladores mesoamericanos anteriores a ellos, los que se encargaron del proceso de cambio del Teosinte en Maíz)  

Pensemos en esta frase: “Los antiguos habitantes de Mesoamérica, eligieron una mala hierba y, siglos después, a través de la manipulación genética, consiguieron que la planta fuera más comestible y nutritiva”.

Suena a embuste. ¿Antiguas culturas manipulando genes? Pues sí, sin saber nada de ellos, lo hacían a través de la siembra, la selección de características ventajosas y otras prácticas propias de la agricultura tradicional. Por eso el Teosinte se convirtió en Maíz; por un proceso de selección artificial. Y es que, pensándolo fríamente, lo que hace la agricultura es trastocar la biodiversidad del entorno en aras de nuestro beneficio. Después de todo, hay que eliminar la mala hierba, arar la tierra, sembrar una o dos especies posiblemente no endémicas, controlar las plagas que se derivan de plantar un montón de comida y separar las semillas que nos interesan para la siguiente siembra. ¿Qué tiene eso de natural? Alteramos el equilibrio y construimos con ello la base de la civilización.

Y ahora, teniendo en cuenta el crecimiento vertiginoso de la población, disponemos de todo un arsenal de técnicas cada vez más sofisticadas destinadas a mejorar la producción y calidad de nuestros cultivos. Eso incluye la ingeniería genética y por supuesto también incluye a los alimentos transgénicos.

Por desgracia, los transgénicos tienen bastantes detractores que demonizan su uso pero, antes de seguir, quiero recordar algunas de los beneficios de la ingeniería genética en alimentación: tolerancia a la salinidad del terreno, resistencia a sequías, enfermedades o plagas, mayor producción, mayor rendimiento, mejora de las propiedades nutricionales, etc.

Muy bien pero ¿qué ocurre con los puntos negativos o preocupantes? Como toda tecnología existen riesgos, y estoy de acuerdo en que hay que mirar con lupa la inclusión de estas nuevas variedades. De hecho, los controles a los que son sometidos los transgénicos son exhaustivos. Pero, lo que no entiendo es esa condena intransigente que hacen algunos, rechazando de plano la sola idea de modificar genéticamente un organismo con el pobre argumento de que no es natural, y de que no entendemos las consecuencias a largo plazo de estas modificaciones. Es el equivalente a elegir no usar la electricidad porque hay que levantar centrales que causan un impacto medioambiental o porque te puedes electrocutar. Con ese obtuso pensamiento seguiríamos viviendo en cuevas.

A ellos les digo, por ejemplo, que buena parte de los cereales no transgénicos que consumimos hoy en día son fruto de la hibridación, la elección de mutaciones ventajosas y en definitiva la voluntad del hombre. Eso también es manipulación genética, solo que menos sofisticada. Y además quiero recordar que la transgénesis también ocurre en la naturaleza, dando lugar a especies que adquieren nuevas características por la inclusión de genes de otro ser en su genoma, como viene siendo el caso de Elysia chlorotica, un gusano que puede hacer la fotosíntesis porque en algún punto de su evolución adquirió genes de algas.

En definitiva, al igual que se hizo en la antigüedad con los conocimientos de los que disponían entonces, nosotros estamos haciendo lo mismo a nuestro nivel, sólo que más rápido y con mayor conocimiento de causa. Supongo que habría que preguntar a los agricultores a ver qué opinan, pero teniendo en cuenta que en el mundo cada vez se plantan más alimentos transgénicos, por mi parte tengo su respuesta.

Y ya para terminar quiero dejaros una interesante charla impartida por J. M. Mulet (@jmmulet), profesor titular de biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia y un pedazo de divulgador, donde se hablan de estas y otras cuestiones, y en las que he basado este artículo. Si tenéis un poco de tiempo e interés, vale la pena verlo.

¿Mola saber sobre alimentos transgénicos? Yo creo que sí, un saludo.

6 comentarios en “Del origen del maíz a los alimentos transgénicos

  1. Excelente, solo que debes corregir lo de los mayas. El maíz fue domesticado hace unos 8 a 9000 años en la región del balsas, estado de guerrero, (bastante lejos de la zona maya). basado en la evidencia arqueológica. El preclasico maya (antes de la civilización maya) tiene unos 3,800 años.

    Cierto que hay una teoría que dice que pudo provenir de centro América ( de lo que hoy es Guatemala) y hay evidencia arqueológica de almidón en Panama de hace 7,800 años…

    Pero también eso es de miles de años antes de que aparecieran los mayas o incluso los Olmecas ( que son anteriores a los mayas). De hecho es anterior a cualquier civilización mesoamericanan mas bien son as civilizaciones mesoamericanas nacieron gracias al maiz.

    http://archaeology.about.com/od/mterms/qt/maize.htm

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  2. Que información valiosa! Ahora la cuestión es: por mi parte no hay problemas con los transgénicos porqué ese proceso también se da en la naturaleza, sino que el problema que considero está por la rapidez que se da. Resulta que la población humana está creciendo a una velocidad vertiginosa. Nos comportamos como una plaga, dicho así sin más. Y dentro de esa reproducción sin freno sucede una serie de cosas. Una de ellas es que a más humanos, más experimentación con los cultivos, a más experimentación con los cultivos más experimentaciones con los humanos (a las multinacionales les importa un bledo como se sienta la persona que adquirió su producto después de haberlo consumido, solo quiere beneficios a toda costa), y a más experimentaciones con los humanos, más humanos sentirán que su salud de vida merma de manera lenta pero significativa. Es decir la actual humanidad no se comporta humanamente como se daba antiguamente en las cuevas ahora nos comportamos como las hormigas, todo sistemático, todo numérico, a todos se nos adjunta un numero, una papeleta, que tarde o temprano podríamos ser la siguiente victima.

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